10 de julio de 2012

LOS HOMBRES DE DIOS


¿Entiendes lo que lees?
Una gran pregunta de un episodio bíblico, que nos hace pensar
 Hechos 8:26-39

 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él”
Un pasaje no tan conocido para el lector de la Biblia, puede transformarse en un disparador de ideas para conocer la manera de acercarse a las personas, para llevar el mensaje de la Palabra de Dios.
Dos personas sobresalen en el relato. Felipe un evangelista, uno de los muchos hermanos que abandonara Jerusalén, para seguir testificando en otras ciudades y aldeas. Se encuentra muy atareado en la predicación del Evangelio, con buenos resultados, viendo la nueva vida en Cristo en tantas personas.
La segunda persona es un Etíope, pero no cualquier etíope, éste era funcionario de Candace reina de los etíopes. Pero lo más importante de esta persona no era su cargo, ni su situación personal de ser eunuco, ni su color de piel. Lo verdaderamente importante es su búsqueda y ansia de conocer la verdad de Dios. Por eso compró aquel pergamino con el relato de Isaías.
El Señor, que conoce cada necesidad, está allí presente. Un ángel hablará a Felipe, indicándole a donde ir en su nueva misión evangelística. El Espíritu Santo será quien designe a qué carro en particular debe acercarse. El irse de una ciudad, donde había estado tan ocupado, a un lugar tan lejano por un camino desierto, no pudo ser sino una prueba a la fe de Felipe; especialmente cuando ignoraba el motivo del viaje. Pero, como Pablo, “no fue rebelde a la visión celestial”(Hechos 26:19); y, como Abraham, “salió sin saber dónde iba” (Hebreos 11:8).
Felipe es un hombre de Dios, un siervo que nos deja pisadas claras a seguir nosotros.Todos estamos llamados a difundir la Palabra.


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